18 de febrero de 2013

Como si alguien te arrancara el corazón con una mano, lo estrujara hasta sacarle la última gota de sangre y después lo colgara con dos broches en la soga de la terraza, justo entre las medias y las bombachas. Como si hubiera un corte de luz en tu cuerpo, toda la energía que lo recorre se apagara y no encontraras los fósforos para prender las velas. Como si alguien te estuviera susurrando al oído las 24 horas argumentos que usarías en una pelea que no vas a tener nunca. Como si a tu alma la atropellara un subte en hora pico lleno de gente transpirada que vuelve del trabajo agotada por no tener el coraje para renunciar. Como si un grupito de nenes de una escuela primaria usara tu cerebro para jugar con los instrumentos del laboratorio en una clase de ciencias naturales. Como si alguien hubiese estado jugando a la segunda guerra mundial en el medio de tu pecho.
Así se siente.