6 de julio de 2012

Pero es la espuma del café que forma un bigote arriba de tu boca mientras simulo que escucho lo que decís. En realidad escucho lo que quiero, me invento un relato que me guste a mi porque no quiero que nada arruine la imagen que tengo de vos. Y así, mientras te idealizo, tus defectos pasan por mi mente cual canciones por la radio de alguien que no está escuchando, como una señora que lava los platos y piensa en lo mucho que crecieron sus hijos.
Es todo tan infantil que lo escribiría en mi diario íntimo si tuviera, que me pondría roja de la vergüenza si alguien te nombrara, que dibujaría corazones en una hoja y combinaría tu apellido con el mio para ver si quedan bien.